AGOSTO 2011


13 listas. 31 candidatos cada una. Algo así como 403 ituzainguenses que se dispusieron hace unos meses a encarar la campaña con vistas al 14 de agosto y sus ganadores al 23 de octubre.
403 personas equivalen a 8 colectivos llenos, a los invitados a un casamiento de familia adinerada o a una fila de 2 cuadras de cola, puestos de a uno en fondo.
Podríamos encontrar otras formaciones de personas que se parecerían bastante en número pero por el respeto que se merecen los candidatos vamos a omitir su mención.
Con algunas excepciones el “Grupo de los 403” está conformado por militantes de trayectoria, referentes barriales, sindicalistas, docentes, profesionales, algún empresario y un número interesante de jóvenes que se acercaron por primera vez a la política como forma de cambiar la realidad de Ituzaingó.
No puedo pensar en los jóvenes que se animan por primera vez sin acordarme de los adultos que siguen sin comprometerse en la política. No ya en lo partidario, sino en lo cotidiano, en la defensa de las instituciones del barrio, de los derechos que tenemos como consumidores.
Y la verdad que personalmente no me hace muy bien recordar esta falta de participación. Porque soy consciente –y lo viví- que durante la última dictadura militar muchas voluntades se quebraron junto con las vidas de muchos militantes.
Pero ¿podemos seguir pensando 28 años después de recuperada la democracia que el miedo nos siga paralizando? Evidentemente hay varios millones de argentinos que se han dejado ganar por esta sensación, esta inmovilidad y esta inercia pasiva y autista.
Yo no. Y si usted reflexiona y se da cuenta conmigo que “lo peor es la indiferencia de los buenos”, tal vez no todo esté perdido.
Jamás le voy a pedir que vayamos a cambiar la realidad de la Argentina… pero sí que se anime a cambiar algo de lo que pasa a su alrededor.
Que en vez de despotricar porque el presidente de la Sociedad de Fomento “La Cachirla” es un vago y utiliza la institución para beneficio propio, se junte con 15 personas más, se hagan socios, se presenten en la primera asamblea y los saquen por las buenas, como corresponde. Y ahí sí lo quiero ver… porque ahí son ustedes los vecinos los que van a tener en sus manos el futuro de la institución y en buena parte del barrio todo.
Claro que también puede usted optar por seguir puteando a Descalzo y a todos los candidatos de la oposición porque no sirven ni para espiar, y en 16 años no surgió “una alternativa” para gobernar Ituzaingó, mientras usted siempre se mantiene afuera, al margen, esperando que los poderosos cambien la realidad y lo vayan a favorecer justo a usted.
En unos días hay que votar en Ituzaingó. No me importa a quién vote para presidente de la Nación, para gobernador y para diputado. Lo que le pido es que mire bien las 13 opciones que hay para intendente y concejales y se informe acerca de quién es quién. Nada más que eso. Que reventemos los colegios y que superemos la media histórica de votantes del 80%. Así y solo así voy a creer que el cambio es posible en Ituzaingó.
Hasta tanto eso no suceda, permítame que como periodista del pueblo tenga una mirada un tanto irónica y no demasiado optimista sobre lo que vaya a ocurrir a partir del 10 de diciembre de 2011. Y la verdad que el número de listas de candidatos (13) no me alienta demasiado.
¿Me estaré volviendo supersticioso? ¿O los 13 candidatos a intendente de Ituzaingó se pondrán de acuerdo como los 13 monjes shaolín que ayudaron a establecer la dinastía Tang en el año 608 en China?
Todo es posible en esta noventa elección desde que Ituzaingó es municipio autónomo.


Daniel Jorge Galst